13 de enero de 2009
Con 4 meses de embarazo, disfrutábamos del último día de un lindo viaje a Orlando con la familia. Además de pasear y divertirnos, habíamos comprado algunas cositas para nuestro esperadísimo bebé, no era gran cosa, pero nunca antes había comprado algo con tanta ilusión. De pronto, un pequeño incidente me hace saber que algo anda mal. Hablamos de inmediato con el doctor y nos indica que en cuanto el avión aterrizara en la Ciudad de México -lo cual sería ese mismo día a las 10.3