Cuando inicié mi búsqueda de escuelas hace unos años alguien, allá arriba, cerró las puertas que hubo que cerrar para, con toda certeza, abrir la puerta indicada. Llegué al Kinder Colores en mayo de 2010, con Ana Lucía de 3 años y dos meses. No caminaba, decía dos palabritas y la verdad babeaba mucho. A ella la recibieron con los brazos abiertos y a mi con los brazos firmes y afectuosos que tanto necesitaba. Me dieron contención. Con gran experiencia fueron acompañando a Ana Lucía y arropando a esta mamá primeriza que poco entendía de la situación. A los 15 días Ana Lucía inició sus intentos por caminar sola, unos meses después “bailaba y cantaba” en un festival, y estaba dejando el pañal.
A lo largo de todos estos años, las directoras y cada una de sus maestras han hecho cosas extraordinarias modificando los ejercicios, adaptando instalaciones, personalizando las tareas. Colores es mi hogar. Es donde Ana Lucía ha crecido y madurado, es donde aprendió a hacer amigos y jugar, entre muchas otras cosas. Respetando su ritmo la han acompañando a ser la que es hoy.
Ha llegado el momento de irnos, parcialmente, porque lo mejor que le puedo dar a Victoria es la oportunidad de terminar su preescolar ahí, y siento que me falta el aire solo de pensarlo. Me angustio de saber que no estará Pau, ni Gaby, ni todo el equipo. Pero una vez más ha llegado el momento de dar un paso hacia adelante, un enorme paso. Y confiar en ella, y en mi.
El Colegio Williams la evaluó, y la está aceptando en primero de primaria, con el reto que ello implica para ellos como institución, para sus maestros y maestras y para nosotros como familia.
Hubo otras evaluaciones, otras puertas que se cerraron y otras que se “entreabrieron”, pero como ésta, ninguna. El Colegio Williams está poniendo el corazón en esta empresa, modificando físicamente sus instalaciones y haciendo adecuaciones curriculares y de metodología para la incorporación de Ana Lucía a su matrícula. Gracias a quien me mandó este regalo, y gracias a quienes lo están implementando.
Iniciamos una nueva aventura, con el respaldo y experiencia de Colores, y con la enorme ilusión y esperanza de seguir construyendo el sólido camino por el que Ana Lucía transita. Y así como les compartí anteriormente, yo veo a mi hija con los ojos del corazón y ella me enseña, me enseña todos los días. Yo hoy aprendí que no hay imposibles.
Comments