Esto lo escribo para mi familia, mis amigos cercanos y los que apenas nos conocemos. Quiero decirles algo acerca de la paciencia.
Hace casi 7 años nació mi hija Elisa y fue entonces que tuve la mayor prueba de paciencia en mi vida, caracterÃstica de la que yo carecÃa.
Mi pequeña estuvo hospitalizada casi 2 meses, en los que la veÃa un par de veces al dÃa en el hospital y el resto del dÃa lo pasaba en casa, y para lo cual lavaba mis manos y el brazo hasta el codo, usaba tapabocas y una bata sobre mi ropa, cada vez que nos permitan pasar a verla.
En ese entonces aprendà que hay que ser pacientes esperando que lo mejor llegué en algún momento. Yo no tenÃa garantÃa de nada, de hecho, muchas veces las cosas pintaban para mal según nos decÃan los médicos, pero yo preferÃa pensar que en algún momento Eli saldrÃa de ahà en mis brazos.
Tuve miedo, sÃ, también incertidumbre, pero la mayor parte del tiempo hice lo posible por pensar en que todo saldrÃa bien. TenÃa esperanza en que asà serÃa. Recuerdo que el amor fue clave en esos dÃas, no solo el que yo sentÃa por mi hija, sino el que nos demostraron muchos amigos y familiares cada uno de los dÃas, y el que compartimos con otros papás que estaban ahà viviendo lo mismo que nosotros.
Hasta que llegó el dÃa en que pude ir con Eli a casa. En ese entonces yo no tenÃa ninguna certeza, pero el amor y la fe me mantuvieron en pie.
Quizá hoy ustedes ya llevan dos o tres semanas en casa, quizá se han resistido un poco, lo único que quiero decirles que esperar con fe, esperanza y amor por los demás puede ser de gran ayuda para vivir mejor lo que hoy nos pasa y nos conecta a todos.
Por: @ElisaTSD