Al tratar de pensar en qué escribir sobre este tema, se me viene a la mente que quiero, primero que nada, que Jimena sepa que es una niña como cualquiera, con cosas que le gustan y otras no tanto; que a veces se porta bien y a veces me hace enojar; que tiene habilidades, que puede entender y aprender; y también, que tiene dificultades para hacer algunas cosas. Esta última parte no sé exactamente cómo se la iré explicando con el tiempo, conforme vaya creciendo y se vaya preguntando por qué hay cosas que puede hacer y otras que no. En mi caso se vuelve un poco más difícil ante la ausencia de lenguaje. Por eso, para mi, de los temas más importantes es lograr que Jimena pueda comunicarse, entre otras cosas, para que me pueda preguntar lo que ella quiera sobre su propia discapacidad –y por supuesto, sobre cualquier otra cosa que se le ocurra.
Y quiero, como cualquier madre, que Jimena sepa que la amo con todo mi corazón, que alegra mi vida, que es una niña hermosa que me hace reír y que su sonrisa alumbra mis días.
Ahora, sobre qué quiero transmitirle a los demás sobre Jimena. Quiero transmitirles exactamente lo mismo que acabo de escribir. Quiero que entiendan e interioricen que Jimena tiene la MISMA dignidad que cualquier otro niño, que también merece respeto a esa dignidad, que no deben hablar sobre su “problema” frente a ella como si ella no estuviera, que pueden dirigirse a ella y buscar maneras de convivir con ella. Sobre todo, que si lo intentan –tal vez con un poco más de esfuerzo que con otros niños- pueden encontrar formas de comunicarse con Jimena, jugar con ella, entenderla y que los entienda. Me queda claro que esto puede costar trabajo –incluso a mi me puede costar trabajo convivir con personas con discapacidades que no me son tan familiares-, pero creo que podemos tomar como ejemplo a los niños en general, que se relacionan –sobre todo en edades tempranas- sin mirar en primer término la discapacidad, sino mirando simplemente a otra persona con quien tal vez puedan tener algo en común. Y entonces se sientan a jugar.
Finalmente, quisiera que Jimena crezca segura de sí misma, feliz, en una sociedad que va cambiando para abrazar la diversidad como algo natural que nos enriquece a todos.