¿Te acuerdas el día en el que nos dijeron que para poder embarazarnos, tendríamos que dejar de fumar? ¿Te acuerdas qué hiciste tú a la mañana siguiente? Sin más, dejaste de fumar. A mi me tomó unos cuantos meses más tener el valor y tomar la decisión de dejarlo.
¿Te acuerdas cuando estando en la UCIN (Unidad de Cuidado Intensivos Neonatales), a 45 días de nacido Marcelo, el neonatólogo nos dijo que era inminente sacarlo de ese hospital y llevarlo a casa, y armar una especie de UCIN, con todo y enfermeras, para evitar mayores complicaciones y más contagios? ¿Te acuerdas qué hiciste tú durante esa semana? Aprendiste a hacerle sus curaciones, a cambiarle la sonda, a manejar las bombas de infusión, te volviste todo un experto en el manejo de Marcelo, sus cables y curaciones. Mientras yo, a penas si me atrevía a bañarlo.
En dos días, sin ayuda de nadie, conseguiste e instalaste en su cuarto todo el equipo necesario para que nuestro Bicho estuviera muy bien atendido y se sintiera lo más cómodo en su casa.
¿Te acuerdas, cuando en la misma UCIN, los médicos nos dijeron que necesitaban ayuda de uno de los padres para realizar un procedimiento al Bicho, doloroso y molesto para él? ¿Te acuerdas qué hiciste tú? Me preguntaste si quería ser yo la que entrara con el Bicho, respetando mi lugar de madre; al decirte que yo no quería ver llorar a Marcelo y, mucho menos, tener que sostenerlo, sin ninguna duda me dijiste “no te preocupes, yo entro”. Al salir del procedimiento, me dijiste algo así como “todo estuvo bien, lloró un poco, pero todo bien. Y no sabes qué interesante procedimiento”. Ahora entiendo que lo hiciste por desviar la atención y la tensión, para que yo estuviera tranquila, para protegerme, porque a penas hace muy poco me confesaste que fue un procedimiento muy doloroso para el Bicho y también para ti, que tuviste que presenciarlo y además detenerlo para que no se moviera, tan impactante que todavía, en algunas ocasiones, te cuesta trabajo escucharlo llorar.
¿Te acuerdas el día que, también estando el Bicho en la UCIN, el doctor nos llamó para decirnos que algo estaba mal, que Marcelo estaba grave, que teníamos que ir urgentemente al hospital? Yo, paralizada, en estado de shock, a penas si podía respirar. ¿Y te acuerdas qué hiciste tú? Me tomaste de la mano y me dijiste “vamos a rezar”. Con tus palabras, y tu sugerencia, pude regresar a la Tierra y recuperar el aire, en lo que tú conducías el auto con el mayor cuidado posible. Amor, hasta ahora me pregunto, ¿cómo es que lograste conducir hasta el hospital, en ese estado de tensión, y además tranquilizarme a mi?
Ya en casa, el Bicho de algunos meses, cayó con tremenda gripa que tuvimos que ponerle por varios días unas inyecciones. Era domingo y no había nadie que lo inyectara. Yo pensaba y pensaba, de forma histérica, quién podría inyectarlo. ¿Te acuerdas qué hiciste tú? Me dijiste “yo voy ha inyectarlo”, “pero si no sabes inyectar”, te dije, y me respondiste “no importa, en este momento voy a aprender”, y con la mano temboloraza pero a la vez firme, tomaste la jeringa y sin pensarlo, zaz, lo inyectaste. Fin del problema y fin de mi histeria.
Hace a penas unos días, que hemos tenido reuniones y paseos familiares, en donde todos lo primos y amigos del Bicho, van y vienen, corren para un lado y corren para el otro, juegan a las “trais”, escondidillas, fut, ¿qué es lo que tú has hecho para integrarlo y que se divierta como todos los demás? Lo abrazas, le das toda la seguridad estando entre tus brazos y corren, él y tú juntos, integrándose a todos los demás niños, y juegan a las “trais”, escondidillas y fut. Pero no sólo es que lo integres, es que le muestras la forma en la que él puede integrarse, haciendo lo que él es capaz de hacer. Le enseñas a qué no tenga temor y mucho menos sienta lástima por sí mismo.
Le doy gracias a la vida por tenerte a ti en nuestras vidas, porque en cada momento has sido nuestro guía, nuestra fuerza, nuestro ejemplo, NUESTRO MAS GRANDE MAESTRO DE LO QUE EL AMOR INCONDICIONAL SIGNIFICA.
Gracias por ser el mejor papá que el Bicho puede tener, gracias por ser el gran ser humano que eres, gracias por estar en mi vida.