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Las clases en línea de Diego


Cuando empezó la cuarentena a causa del COVID-19, no sabía cuál sería la dinámica con Diego en casa todo el día, ya que teníamos una rutina muy establecida con la escuela, terapias y por las tardes dábamos un paseo con el perro.


Sin embargo, a las dos semanas de quedarnos en casa, recibí una circular de su escuela de educación especial, avisándonos que comenzaban clases en línea dos horas diarias. Al principio tenía mis dudas si funcionaría, pero como no tenía nada más que hacer con él decidimos tomarlas, total, no perdíamos nada y podíamos ganar mucho al empezar a establecer una rutina nueva.


El primer día nos conectamos todos sus compañeros del salón y sus 2 maestros nos explicaron cómo sería la dinámica, nosotras, las mamás, seríamos únicamente sus facilitadores ya que durante todas las actividades los maestros nos irían guiando, explicándonos qué hacer y haciéndonos gran hincapié de que no nos estresáramos en las clases, lo cual nos relajó bastante.


Los primeros días todo era un poco lento ya que las mamás no sabíamos bien cómo funcionaban los comunicadores de nuestros hijos, sus aplicaciones, los objetivos de cada actividad y de cada uno de los niños, ni conocíamos bien la tecnología de la transmisión. Así es que los maestros tuvieron la grandiosa idea de dedicarnos dos clases para capacitarnos, lo cual funcionó para que la clase fluyera mejor.


Nunca entré a sus clases en la escuela, sin embargo, me sorprendió cómo las dirigen, cada actividad tiene una presentación con un video maravilloso que capta la atención de todos (incluso las mamás quedamos sorprendidas), cada cosa que hacen tiene un trasfondo y cada actividad está personalizada de acuerdo a las habilidades de cada niño. Todas las clases son muy divertidas, los niños las disfrutan mucho, sin embargo, las favoritas son cocina, experimentos, arte y cuentos. Cada clase está enfocada a la comunicación, me sorprendió que por ejemplo en la clase de cocina, los niños eligen la receta con un ingrediente que la maestra establece, ellos tienen que intentar escribirlo, tienen que elegir qué platillo a cocinar con ese ingrediente, después se hace una votación y cada niño tiene que contar los votos que obtuvo. Posteriormente, tienen que identificar quién tuvo mayor número de votos y al momento de cocinar, también tienen que trabajar con sus comunicadores, en fin, en esa actividad están viendo comunicación, matemáticas y escritura.


Me puedo dar cuenta de todo el trabajo que hay detrás de cada actividad, del amor, entrega, paciencia, creatividad y dedicación que tienen sus maestros al preparar las clases. Como cualquier niño, hay veces que alguno no quiere trabajar, que no logra quedarse las dos horas sentado en la computadora, sin embargo, se ve que está rondando cerca y a ratos se integra nuevamente, en fin, se ve que la disfrutan.


Pero lo más importante es que los niños se ven muy felices tomando sus clases en línea y yo compruebo una vez más, que Diego está en el mejor lugar que puede estar.


No me queda más que agradecer a sus maestros.

¡Gracias CATIC!



Por: Gaby M.

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