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  • Mafer M.

Todos podemos disfrutar la Navidad


No sé si a alguien más le pase, pero desde que nació Marcelo hay fechas y épocas del año que se tornan un poco más difíciles; esas fechas que yo tanto disfrutaba cuando era niña, ahora, la mayoría de las veces, se convierten en momentos incómodos y frustrantes. Así nos ha pasado casi todas las Navidades. Tantos estímulos, luces, ruidos, fuegos artificiales, música, risas, regalos, además, mucha gente, muchos abrazos y saludos. En algunas ocasiones nos hemos tenido que salir de cenas y fiestas porque no hay forma en la que Marcelo pueda estar. Como resultado, un niño alterado y mamá y papá frustrados. Esta Navidad fue diferente. Marcelo disfrutó cada minuto del festejo. Cantamos la posada, nos dimos regalos, jugamos, cenamos, reímos, Santa o el Niño Dios dejó regalos en el árbol y Marcelo participó y se emocionó con cada una de las actividades. ¿Qué hizo la diferencia? Lo puedo ver claramente. En esta ocasión respetamos los gustos, preferencias y la sensibilidad de Marcelo. No lo obligamos a hacer nada que no quisiera, ni a participar en actividades que no son de su agrado. En esta ocasión, Santa le trajo los regalos que él quería, no los que mamá consideraba más “adecuados para su desarrollo”. En esta ocasión, Marcelo fue Marcelo, no Marcelo el que mamá o papá quieren que sea.

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