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  • Gaby M.

Recibimiento de los atletas paralímpicos en el aeropuerto


Los Juegos Olímpicos es el evento mundial que más he disfrutado desde que era una niña.


No recuerdo cuándo fue que me enteré que también existían los Juegos Paralímpicos, pero estoy segura que no fue hace muchos años, sin embargo, por la poca transmisión que tienen, no los veía.

Desde que entré al mundo de la discapacidad y gracias a la tecnología, los empecé a seguir y los disfruto tanto o más que los Olímpicos, pero al no ser transmitidos por ninguna televisora abierta, no los veo todo el tiempo (soy a la antigüita, no me encanta verlos por el celular o la computadora).


Este año, no fue la excepción, disfruté enormemente tanto los Juegos Olímpicos como los Paralímpicos y seguí las principales competencias y por supuesto no me perdía cuando los atletas mexicanos participaban.


Poco antes de que concluyeran los Juegos Paralímpicos, a PHINE se le ocurrió convocar para ir al aeropuerto a recibir a un grupo de atletas como reconocimiento a sus grandes logros y esfuerzo. En cuanto me enteré, la emoción se empezó a apoderar de mí, me informé sobre los atletas que llegarían ese día, conocía sus historias, su trayectoria en el deporte y por supuesto su desempeño en Tokio.


Cuando llegué junto con mi familia al aeropuerto, en el ambiente se sentía emoción, armonía y alegría. Ya había varias personas de PHINE con una manta que decía: “¡Bienvenidos Atletas! Gracias por no rendirse, por demostrarnos que la igualdad de oportunidades nos hace más fuertes. Su esfuerzo nos alienta para seguir trabajando con nuestros hijos con discapacidad”.


Después de esperar un rato, cuando se abren las puertas y empiezan a salir los atletas, la piel se me puso chinita y por supuesto el nudo en la garganta no faltó.


La primera atleta a la que me acerqué fue Nely Miranda, quien ganó medalla de bronce en natación. La felicité y le dije que es una gran inspiración para nosotras las mamás de hijos con discapacidad. Ella, con lágrimas de emoción al llegar a su país y ante tal recibimiento, me dijo: “gracias a ustedes (las mamás) es que nosotros estamos aquí”. Recordé haber leído una entrevista de ella en la que mencionaba y agradecía a su mamá, ya que siempre ha sido su gran apoyo. Ante esta respuesta y con la emoción a flor de piel, no pude contener las lágrimas. Y así fue mientras saludaba y felicitaba a los 13 atletas paralímpicos que llegaron ese día. Pero yo no fui la única con ese sentimiento, veía a otras mamás de PHINE que estaban igual que yo, con los ojos hinchados y felices.


Mientras escribo esto, la emoción regresa y no puedo evitar el nudo en la garganta. Estoy segura que ésta ha sido una de las experiencias más bonitas que he vivido.

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