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  • Marifer M.

Lo que nos preocupa: la integración


Entre las tantas preocupaciones que tenemos las mamás de niños con discapacidad, es el tema de la inclusión, lo que en términos más reales significa que: nos preocupa que nuestros niños no sean aceptados, más bien rechazados por los diferentes grupos sociales, que en la escuela no los incluyan los otros niños en sus juegos y, que por el contrario, sean objeto de burla, que el día de mañana no encuentren un empleo, ya ni hablar de que sea bien o mal remunerado, que en la calle, la gente los vea como cosas raras o, peor aún, ni siquiera los volteen a ver, que personas cercanas, inlcuso la misma familia, los vean con lástima y se acerquen a ellos con temor, entre muchas otras situaciones a las que tendrán que enfretarse si seguimos dentro de una sociedad ignorante, indiferente y mal-informada.

Pero, mamás y papás de niños con discapacidad, les tengo una buena noticia: esto puede cambiar si todos ponemos nuestro granito de arena y trabajamos juntos para lograr el cambio, primero dentro de nuestra propia casa, luego con nuestros familiares, después dentro de nuestro grupo social, por último en la calle misma. Me refiero a hacer cambios desde nosotros mismos para poder, después, transmitirlo a los demás, sobre todo, a nuestros propios hijos; hacer un cambio de actitud, de pensamientos y de acciones para con nuestros hijos y su condición de discapacidad. Propongo que dejemos de lamentarnos por la situación de nuestros hijos, que dejemos de verlos como una tragedia y empecemos a verlos a ellos como maestros de vida, y a nuestra situación de padres de hijos con discapacidad como una oportunidad de crecimiento personal y de servicio a los demás; que dejemos de tener lástima de nuestros propios hijos y de nosotros mismos, y empecemos a verlos como personas tan comúnes y tan corrientes, como cualquier otro, porque su discapacidad será tan limitante o tan ventajosa como nosotros les eseñemos a vivir con ella, recordando que todo ser humano tiene limitaciones, pueden ser físicas, mentales, sociales, o lo que es peor y menos evidente, emocionales y espirituales, pero nadie, por más “normal” que sea, se escapa. Para ser más clara, si nuestros hijos son una tragedia para nosotros, lo serán para los demás; si nuestros hijos se convierten en una carga para nosotros, serán una carga para los demás; si vemos a nuestros hijos con ojos de lástima y los “pobreteamos”, serán “pobreteados” por los demás. Así que, preguntémonos, ¿cómo estoy viendo a mi hijo? ¿Cómo vivimos la discapacidad? Ahí está la respuesta, en primera instancia, de cómo será incluido en la sociedad.

También entiendo que hay muchos prejuicios, ideas equivocadas acerca de la discapacidad y, sobre todo, muchísima ignorancia y des-información -o mal-información- alrededor del tema, a lo que nos enfrentamos todos los días y tenemos que luchar por cambiar. Esas ideas también vienen, en primer lugar, desde casa, luego de la escuela y después de cualquier círculo de la sociedad. Pero, también aquí hay una buena noticia, nosotros podemos empezar a cambiar estas ideas y pensamientos mal-concebidos, informando a los demás las verdades de la discapacidad y compartiendo con otros cómo es que se vive con la discapacidad. Así que, mamás, papás y personas del mundo enterno, ya que somos nosotros los principales promotores de ideas buenas y malas en nuestros hijos, les comparto algunos puntos para reflexionar y que pueden empezar a manejar desde ustedes mismos y hacia sus hijos y familia en general:

– La discapacidad de nuestros hijos no es una tragedia, así que no los vean con ojos de lástima, ni a nosotras, sus mamás, como “pobrecita, mira lo que le vino a pasar”. La discapacidad en nuestras vidas es un reto, como otras familias tendrán otros retos diferentes que sortear en algún momento.

– La discapacidad de nuestros hijos no se contagia, así que pueden dejar jugar libremente a sus hijos con los nuestros.

– Cuando pasen junto a un niño con discapacidad, ya sea que esté en silla de ruedas, hable con dificultad, o use lentes, no esquiven su mirada, al contrario, si les nace, salúdenlo, o simplemente regresen la sonrisa, no por tener una condición de discapacidad siente menos, o no se da cuenta de la realidad.

– Si tu hijo te pregunta “¿qué le pasa a ese niño, mami, por qué no camina, o no habla, o usa lente?”, piensa en qué le contestarías si te preguntara “¿mami, por qué ese niño es más alto, o güero, o tiene los ojos azules?”, si tu respuesta es honesta, natural y amorosa, en realidad no importa lo que contestes, tu hijo sabrá simplemente que todos somos diferentes y no hay nada de malo en ello. Lo que sí sugiero que NUNCA respondas es “ay, no sé, no lo veas, camina, apúrate”, porque, entonces, tu hijo entenderá que nunca debe acercarse, ni siquiera mirar, a las personas que son diferentes a él, y desde ya lo harás intolerante y temeroso, no solo a la discapacidad, sino a todo aquello que no conozca o se salga del esquema aprendido y considerado como aceptable.

– Los niños con discapacidad no están “enfermitos” y tampoco es un “niño con un problema”; enfermos cuando tiene gripa o varicela, y tendrán un problema con los papás cuando reprueben matemáticas, o con la ley cuando se pasen un alto, mientras tanto simplemente son “niños con discapacidad”.

– Algo que sí es seguro es que los niños con discapacidad tiene una GRAN CAPACIDAD para hacer MEJORES SERES HUMANOS a las personas que están a su alrededor, las hacen personas MAS FELICES Y PLENAS; con su presencia pueden llenar un estadio completo de luz y amor, así que no le quites la oportunidad a tus hijos, ni a tí mismo, de acercarse a los niños con discapacidad, de convivir y jugar con ellos, de contagiarse de tanto amor, alegría y luz que ellos irradían, y lo digo por experiencia propia.

Para finalizar, es importante que empezemos a utilizar los términos correctos para dar paso a este nuevo camino de inlución y no discriminación. A las personas con discapacidad se les dice, PERSONAS CON DISCAPACIDAD, no hay más, como a la persona con diabetes se le dice “persona con diabetes”, no nos compliquemos ni le pongamos cargas erroneas o negativas a nuestras palabras, ni a nuestros pensamientos y actitudes. Por eso, les dejo este documento de la CONADIS muy simple y concreto de como SI debemos hablar de la discapacidad, para compartirlo en casa, con la familia, los amigos y empecemos a bien-informar.

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