A ti que aceptaste la condición de tu hija antes de que yo tuviera fuerzas para hacerlo. A ti que tomaste mi mano y sostuviste mi alma cuando yo todavía no podía ponerme de pie. A ti que me diste tiempo y ternura, que me contagiaste tu fuerza, para que ahora podamos ser un equipo sólido que se ama y sabe amar a sus hijos.
A ti que abrazaste esa paternidad distinta a la que habías imaginado. A ti que haces cosas por tu hija que no creíste que tendrías que hacer más que cuando era una bebé, pero te veo todos los días hacerlas sin dudar, sin cuestionar, con paciencia, corazón y humor ante situaciones complicadas. A ti a quien también a veces veo frustrado, desesperanzado, triste, pero que después veo llenar tu corazón de fuerza viendo la sonrisa de tu hija.
A ti que sientes a fondo el dolor, el amor, la alegría, y haces que seamos una familia completa y feliz.
A ti que me has dado la dicha de conocerte y amarte. Gracias desde el fondo de mi corazón y feliz día del padre.