Una de las cosas que agradezco a mis papás es haberme creado la cultura de contar con un seguro de gastos médicos mayores y aunque antes de tener hijos cada vez que tenía que pagarlo, me “pesaba” enormemente, lo veía como un gasto anual gigante y sentía que lo pagaba año con año sin obtener un “beneficio”.
Sin embargo, tras el nacimiento de mi segundo hijo, no tenía idea de los gastos que se generarían a partir de ese día. Lo primero fue pagar la hospitalización por 20 días, posteriormente el recorrido en busca de los mejores doctores especialistas, terapias de todo tipo, hospitalizaciones posteriores, aditamentos, adecuaciones, y una lista sin fin de gastos que hoy por hoy seguimos teniendo.
Y es a partir de entonces cuando reconozco que sin el seguro de gastos médicos mayores quizás no hubiéramos podido ofrecerle a Diego lo que le hemos dado y hoy por hoy puedo decir que ya no representa un gasto, sino un alivio a nuestra economía familiar.
Por esta razón, cuando me entero de que alguien está embarazada, el primer consejo que le doy, claro, después de felicitarla, es que contrate un seguro de gastos médico mayores. Probablemente podría llegar a pensar que estoy deseándole que algo malo le suceda, pero es todo lo contrario, es debido a mi experiencia y la de todos los papás que hemos pasado por complicaciones en el nacimiento de alguno de nuestros hijos y vivimos con la discapacidad.